jueves, 29 de julio de 2010

5 - EL PADRE Y EL HIJO

NOTA DEL AUTOR


Esta es una historia con la que muchos hombres se identificarán. ¿Es usted el padre... o el hijo? Aunque no sea ninguno de ello, ni siquiera de sexo masculino, esta historia es de importancia para nuestro planeta. Es una historia sobre el odio —del tipo que dura toda una vida—, uno de los tests supremos de la naturaleza humana. El odio es como un resorte en espiral. Lo que la mayoría de la gente no sabe es que cuando se desenrosca, ¡tiene el poderoso potencial de convertirse en amor!

Déjenme ahora que les cuente la historia del padre y el hijo. Dejen que el amor sature cada poro de su cuer­po a medida que la verdad de esta historia real se abra ante ustedes. Ahora es el momento de sanar lo que qui­zás hayan pedido antes, porque la sanación entrará en acción. Acción es el resultado del conocimiento.

Había en el planeta Tierra el padre. Ahora, aún no era padre, pero lo esperaba con ilusión, porque el nacimiento de su hijo era inminente. Deseaba que el niño fuera varón, porque tenía muchos planes para él. El padre era carpintero, y deseaba enseñar el arte de la carpintería a su hijo.

-¡Oh, tengo tantas cosas para enseñarle! —decía. Le enseñaré los trucos del negocio, y sé que tendrá inte­rés y continuará llevando el nombre de nuestra fami­lia en la profesión.

Y así, cuando llegó el nacimiento y fue un niño, el padre estaba lleno de alegría.

-¡Este es mi hijo! -decía a todo el mundo— Este es el que continuará con el linaje de la familia. Es aquel que llevará mi nombre. Este es el nuevo gran carpin­tero, porque le enseñaré todo lo que sé. Mi hijo y yo nos lo pasaremos muy bien juntos.

Y así, el niño crecía y se hacía mayor y quería a su padre. Porque el padre, que le adoraba, le animaba a cada oportunidad diciendo:

-Hijo, ¡espera hasta que pueda compartir estas cosas contigo! Te encantará. Compartirás nuestro linaje y nuestro oficio y nuestra familia, y estaremos orgullosos de ti mucho después de que me haya ido.

Pero algo inhabitual sucedió durante el camino. A medida que avanzaba la vida, el hijo empezó a sentir­se sofocado por la atención de su padre, y empezó a sentir que tenía su propio camino, aunque no lo reco­nociera con esas palabras.

El hijo empezó a rebelarse en pequeñas cosas. Cuando cumplió diez años, ya no estaba interesado en lo que el padre tuviera que decir sobre la carpinte­ría o el linaje.

Dijo respetuosamente a su padre:

-Padre, por favor hónreme; tengo mis propios deseos. Hay cosas en las que estoy interesado que no son la carpintería.

El padre no podía creer lo que estaba oyendo y dijo:

-Pero hijo, ¡no lo entiendes! Mira, yo soy más sabio que tú, y puedo tomar decisiones por ti. Déjame que te muestre estas cosas. Déjame ser el maestro que se supone que soy, y nos lo pasaremos muy bien juntos, tú y yo.

-Yo no lo veo así, padre. No deseo ser carpintero, ni tampoco quiero hacerle daño, señor. Pero tengo mi propio camino y deseo seguir mi senda.

Esta fue la última vez que se utilizó la palabra "señor", porque el honor entre padre e hijo se desin­tegró gradualmente y disminuyó hasta que se convir­tió en un vacío de oscuridad y negrura.

Al seguir creciendo, el hijo se dio cuenta de que el padre continuaba forzándole para que se convirtiera en algo que no deseaba ser. Y finalmente el hijo se fue de casa, sin decir adiós siquiera a su padre, sino sim­plemente dejándole una nota que decía:

-Por favor, déjeme en paz.

El padre se sentía mortificado. "Mi hijo...", pensa­ba, "he pasado 20 años esperando este momento. Se suponía que tenía que serlo todo... el carpintero, el gran maestro del arte con mi nombre. Estoy avergon­zado. ¡Ha arruinado mi vida!"

El hijo también pensaba: "Este hombre ha arruma­do mi infancia y me ha dado forma para ser algo que no he escogido ser. Y escojo no tener afecto por él." Y así pues había, entre padre e hijo, enfado y odio, y así continuó a lo largo de sus vidas. Y cuando el hijo tuvo su propio hijo, una hermosa niña, pensó: "Quizás, sólo quizás, debería invitar a mi padre a ver esta hija de su linaje". Pero entonces lo reconsideró, pensando:

No, éste es el padre que arruinó mi niñez y que me odia. No voy a compartir nada con él. Y así fue como el padre nunca llevó a ver a su nieta".

Y resultó que a los 83 años, el padre murió. Y en su lecho de muerte miró hacia atrás y dijo:

-Quizás ahora, cuando se acerca mi muerte, lla­maré a mi hijo.

Y en ese momento de sabiduría, sintiendo la muer­te cerca, envió a buscar a su hijo,

La respuesta que llegó del hijo fue:

-No me importas, porque arruinaste mi vida. Aléjate de mí. Y añadió: -¡Me alegraré de tu muerte!

¡Oh, había una tremenda energía de odio en la mente y los labios del padre al expirar, que pensaba cómo podía tener un hijo tan despreciable!

El hijo vivió una buena vida. Y también a sus 80 años falleció, rodeado de una familia que le quería, y que se lamentaba de que su esencia no siguiera andando por este planeta. Y aquí, queridos, es donde verdaderamente empieza la historia. Porque el hijo pasó a la cueva de la creación. Hizo el viaje de tres días en que recuperó su esencia y su nombre y avanzó hacia el salón del honor. Y allí pasó mucho tiempo en adoración, allí donde literalmente millones de entidades, en un estadio que no pueden comprender, le aplaudieron y le honraron por lo que había pasado durante su vida en este planeta.

Lo ven, queridos, todos ustedes han estado allí antes, pero no podemos mostrárselo porque arruina­ría su estancia aquí y les daría demasiados recuerdos. Pero ustedes estarán aquí de nuevo algún día para recoger el nuevo color. Porque estos colores son vistos por todos en el universo cuando les encuentran a uste­des. Sus colores son un identíficador que indica que usted fue un guerrero de la luz en el planeta Tierra. Es difícil para ustedes, lo sé, concebirlo en este momen­to en que les cuento esta historia, pero aun así es cier­to. No tienen idea de lo importantes que son estos identificadores de la Tierra únicos. Algún día recorda­rán mis palabras cuando me encuentren en la audien­cia en el salón del honor.

Y así, el hijo estaba allí para recibir sus premios, y sus nuevos colores se situaban en su energía para que giraran con sus otros colores y mostrar a los que le rodeaban quién era. Y cuando esto acabó, el hijo, en el abrigo de la entidad universal real que era, entró en un área en la que inmediatamente vio a su mejor amigo Daniel, aquel al que dejó para ir al planeta Tierra. Y vio a Daniel a través del vacío y exclamó:

-¡Eres tú! ¡Te he echado tanto de menos! Y se acercaron, por así decirlo, y se abrazaron, intercambiaron sus energías. Y con gran alegría habla­ron de los viejos tiempos universales que habían dis­frutado juntos antes de que el hijo fuera a la Tierra.

Paseando por el universo con su amigo Daniel, un día le dijo:

-¿Sabes Daniel? Fuiste un padre maravilloso en la Tierra

-Mi querido amigo, y tu fuiste un hijo maravillo­so -contestó Daniel-. ¿No es increíble lo que pasa­mos como humanos? Qué completa era la dualidad que nos separó como mejores amigos cuando estába­mos en la Tierra.

-¿Y cómo pudo ser algo así? -preguntó el que había sido el hijo.

-Oh, era porque el velo era tan fuerte que no sabí­amos quiénes éramos realmente —respondió el que había sido el padre.

-Pero el plan funcionó tan bien, ¿verdad? -pre­guntó el que había sido el hijo.

-Sí, lo hizo -contestó Daniel—, porque nunca entre­vimos ni un resquicio de quiénes éramos realmente.

Y así dejamos a estas dos entidades avanzando hacia la próxima sesión de planificación de la Tierra. Y podemos oír a uno que dice:

—¡Hagámoslo de nuevo! Sólo que esta vez, yo seré la madre y tú serás la hija!



POSTDATA DEL AUTOR

Esta preciosa historia se cuenta especialmente para algunos de ustedes que están leyendo esto ahora mismo, y que aún tienen que reconocer el don de lo que está sucediendo en su vida, o aún tienen que reconocer a su mejor amigo.

¡Fíjense en el amor que necesitaron estas dos entidades para acordar pasar por este drama! La historia les da un ejemplo de enfado y odio, pero son sólo atributos kármicos. Son miedos que romper, y les digo a ustedes ahora que aunque el padre o el hijo hubiera reconocido duran­te su vida quién era, habría afrontado el miedo del odio y del enfado; y habría salido con amor. El otro no lo hubiera podido resistir, y las cosas hubieron sido distin­tas para ambos. Esta es la lección humana de la nueva era. A pesar de lo que ustedes creen que está frente a uste­des y la manera en que se presenta, puede que sea sólo una prueba tan delgada como el papel, lista para disol­verse y convertirse en amor y compromiso pacífico.

¿Tienen un enfado sin resolver con otro? Es una juga­rreta del karma y una lección para ustedes, porque tam­bién saben cuánta energía es necesaria para mantenerlo y la manera en que se perpetúa a sí mismo aparente­mente sin ustedes. ¿No es tiempo ya de dejarlo ir?

El amor es el mayor poder del universo. Esta energía de amor no es sólo lo que le da paz y poder. Esta energía también es responsable de su silencio frente a la acusa­ción; la sabiduría y discernimiento de saber que ustedes ayudaron a planear todo lo que les rodea. Curiosamente, este amor también es responsable de las cosas más ilumi­nadas que puedan imaginar, porque la fuente de su esce­nario kármico también es amor. A veces puede tomar un aspecto extraño, como odio o enfado hacia un miembro de la familia, pero el amor es el rey del plan, y espera a que ustedes lo descubran en la solución de su miedo. El amor tiene sustancia y densidad. Tiene lógica y razón. Es la esencia del universo, y les ha sido transmitido con las palabras de esta historia.

miércoles, 28 de julio de 2010

PILAR SORDO, PSICÓLOGA CHILENA‏



ésta es la psicóloga chilena, estan imperdibles los videítos, vean todosss, son 12 en total!

4 - EL PUENTE QUE FALTA

NOTA DEL AUTOR

¿Cuántos de nosotros realmente no confiamos en nues­tra intuición? O, lo que es lo mismo, ¿cuántos de noso­tros tenemos dificultades con la fe? Fíjense, por favor, que mi propia mano está levantada. "Confiar en lo que no vemos" es uno de los principios más duros de un sistema de creencias que nos pide que confiemos en Dios y en nosotros mismos para el futuro. Este es el tipo de historia que nos ofrece a menudo Kryon, que es instructiva den­tro de la parábola. Lean la historia del Puente que falta.

Queridos, lo único que les separa de la mente de Dios es la dualidad que ustedes han creado por su encarnación aquí. Cuando van más allá y confían en esta porción de su espíritu que reside por encima de ustedes, están utili­zando los nuevos dones de Dios en esta nueva era.

Henry estaba en la carretera, viajando a toda veloci­dad. Su destino estaba en el otro lado del valle, y ade­cuadamente, Henry, ser humano iluminado, había pedi­do a Dios que co-creara este viaje con él. Sabía intuitivamente que había sido algo correcto y apropiado de crear para sí, y por lo tanto lo había creado. Estaba en la carre­tera, pero había un problema real: Antes había un puen­te en la carretera que llevaba al otro lado del valle, pero hacía un tiempo que ya no estaba allí. Aun así, Henry continuó por la carretera con el total conocimiento de que no había puente. Como ven, Henry se encontraba en el proceso de crear un milagro de confianza respecto a su futuro, y se había comprometido al proceso de fe.

¿Había perdido Henry el juicio? ¿Qué pensaría un ser humano normal en este momento? La mente humana hace presunciones: "El puente no está aquí; por lo tanto, moriré." "No es posible reconstruir el puente lo suficien­temente deprisa -¡y no estaba aquí anoche cuando pasé por aquí! Por lo tanto, tampoco estará aquí esta noche." La presunción es que el humano espera que el puente sea como antes, en el mismo sitio que antes. "Mi vehículo no podrá pasar si no hay puente", dice el humano.

Henry, por otra parte, estaba intentando por pri­mera vez co-crear su futuro con los nuevos dones de Dios en la nueva era. Había aprendido que ya no era una víctima de su vida o de las circunstancias que le rodeaban. Había aceptado la responsabilidad por todo lo que estaba a su alrededor -incluso el puente que fal­taba— y avanzaba de un modo que le llevaría a sitios donde nunca había estado, o a los que había temido ir. ¡Henry estaba confiando en Dios por primera vez! Iba hacia adelante a toda velocidad observando un abismo vacío en el lugar en que había habido el puente. ¿Qué sabía Henry que no saben la mayoría de humanos?



ESTOS SON LOS CONSEJOS DE FE EN ESTA NUEVA ERA:

1. ¡No hay que pensar como un humano cuando se trata de las cosas de Dios! Piensen cómo pensaría Dios. Cuando Dios co-crea con usted para hacer grandes cam­bios en su vida, pasan muchas cosas desapercibidas para usted. Cosas que parecen completamente imposibles, darán giros extraños para convertirse en su realidad.



2. ¡No haga ajustes durante el camino a causa del miedo! Dense cuenta, si piensan como humanos, que lo primero que crearán será miedo. Su intelecto fun­cionará contra ustedes en esta circunstancia, gritán­doles al oído que gire a la derecha o a la izquierda en el camino -tomando velocidad hacia el puente que no está. Ustedes pueden decidir parar del todo y abando­nar el viaje si el frío miedo se instala en su corazón.



3. ¡Acepten su responsabilidad para el viaje! Escuchen atentamente, porque este atributo es importante. Si piensan como un humano y tienen miedo como un humano, no tendrán confianza y culparán a Dios por lo que les puede parecer una situación negativa. "Aquí estoy, en la carretera, ¡avanzando a toda velocidad hacia mi muerte! ¡Dios, me has engañado! ¡Dios, me has traicionado! ¡Sin duda me precipitaré por el preci­picio!" Su imaginación trabajará más de la cuenta para convencerles de que nada de lo que hagan puede cam­biar las cosas; esta es la dualidad que se han dado a ustedes mismos mientras están en la Tierra.

Si aceptan la responsabilidad del viaje, entonces Dios no puede hacerles nada "a ustedes". ¡Ustedes son parte de Dios! Están co-creando en la carretera, pen­sando como piensa Dios, sin miedo, sabiendo que allí donde antes estaba el puente habrá algo para reempla­zarlo, sin hacer suposiciones sobre lo que pueda ser.

Henry avanzaba veloz hacia el valle y, de repente, vio delante de él, exactamente lo que pensó que vería: el puente seguía sin estar allí. No era posible que los humanos lo reconstruyeran en un día, y lo sabía. Henry tenía miedo. Era el último momento, y sabía que su prueba estaba a su alcance, ¿pero fue también esto lo que vio Henry? Había otros de pie en la carretera haciéndole señales hacia una curva en una zona que nunca antes había visto -y a la vista había un nuevo puente, ¡un puente que habían tardado un año en cons­truir! Era un puente que había estado en construcción ¡mucho antes de que Henry lo pidiera o lo necesitara! Era más ancho que el que él esperaba. Tenía luces para mostrar el camino durante la noche, y le llevaba con rapidez a través del valle, hasta el otro lado. Se había estado construyendo fuera de la vista de la gente y sólo se revelaba ahora, cuando más lo necesitaba.

Henry paró su vehículo al otro lado del valle y rea­lizó una breve ceremonia. Dio gracias a Dios por el poder de co-creación, y Dios respondió dándole gra­cias a Henry por elevar su vibración -y la del plane­ta— al confiar en la "realidad de lo que no se ve".



POSTDATA DEL AUTOR

Si entiende esta parábola, entenderá lo que Dios tiene para usted en esta nueva energía. Kryon nos dice que el tiempo ¡no es lineal! Está en el "ahora", que quiere decir que el pasado, presente y futuro no se ubican en el mismo tipo de línea recta que los humanos experimentamos. ¡Dios construye respuestas antes de nuestras preguntas! Como el puente. Dios está co-creando las soluciones antes de que las pidamos. Esto se hace de manera adecuada, puesto que nuestras ventanas de oportunidad fueron establecidas por nosotros antes de nuestra vida aquí. No confundan esto con predestinación. Nos encontramos en el planeta de la libre elección, pero Dios tiene la ventaja de saber "por ade­lantado " lo que necesitaremos durante nuestra vida si lo pedimos. Los escenarios están en su sitio ahora para lo que co-crearemos y manifestaremos mañana —para curaciones, para abundancia, para asociaciones, y para los tiempos más difíciles de la vida. Estos escenarios son creados por Dios para honrar peticiones ¡que ni siquiera han estado concebidas! Estos son los modos maravillosos de la fe y lo que Kryon llama "co-creación con Dios".

Quizás esto le dé una perspectiva diferente de por qué la confianza (o fe) funciona realmente. Esta parábola nos muestra que cuando Henry pedía que el puente estuviera allí, ya hacía un año que se había empezado a construir. ¿Hay cosas en su vida que parecen imposibles de crear debido a las circunstancias a las que se siente atado de por vida —por ejemplo, un trabajo que "nunca mejorará", o una situación familiar que "nunca puede cambiar"? ¿Se siente atado por la falta de dinero, o se encuentra en un camino que no le lleva a ninguna parte? ¿Cómo le haría sentir el saber que las respuestas a estas imposibilidades están progresando ahora mismo; o simplemente están esperando a que usted haga un intento de que sucedan?

Lea de nuevo los tres consejos que hay dentro de la parábola, porque, aunque su nombre no sea Henry, la historia es para usted. ¿No es el momento ya de que empiece aquello para lo que está aquí?

lunes, 26 de julio de 2010

3 - LA GRAN ORUGA PELUDA

NOTA DEL AUTOR

Parece ser que esta parábola tiene, para los niños, un mensaje inconfundible. Cuando se presenta en directo, la oruga dudosa tiene una voz profunda, cansada. Puede que incluso usted reconozca a la oruga cuando lea esto; muchas personas lo hacen. Es también una de mis favoritas.

El bosque estaba rebosante de vida, y debajo del tapiz de hojarasca que cubría el suelo, la gran oruga peluda hablaba a su grupo de orugas discípulas. No había cambiado gran cosa en la comunidad de las oru­gas. El trabajo de la gran oruga peluda era vigilar al grupo para que se conservaran y respetaran las viejas costumbres. Al fin y al cabo, eran sagradas.

—Se dice -decía la gran oruga peluda entre mordis­co y mordisco a su comida de hojas- que hay un espí­ritu en el bosque que está ofreciendo a todas las oru­gas un nuevo contrato mejor. Ñam, ñam. He decidi­do conocer a este espíritu y aconsejaros sobre lo que tenéis que hacer.

-¿Dónde encontrarás al espíritu? -preguntó una de las discípulas.

-Vendrá a mi -dijo la gran oruga peluda-. Al fin y al cabo yo no puedo ir muy lejos, ¿sabes? No hay comida más allá de la arboleda. No puedo quedarme sin comida. Nam, ñam.

Así que cuando la gran oruga se quedó sola, llamó en voz alta al espíritu del bosque y, poco después, el grande y tranquilo espíritu se acercó a ella. El espíritu del bosque era hermoso, pero gran parte de él queda­ba escondida puesto que la oruga no se movía de su cómodo lecho de hojas.

-No puedo ver bien tu cara -dijo la gran oruga.

-Ven un poco más arriba -dijo el espíritu del bos­que con voz amable-. Estoy aquí para que me veas.

Pero la oruga seguía donde estaba. Al fin y al cabo, ésta era su casa, y el espíritu del bosque estaba aquí porque le había invitado.

-No, gracias -dijo la gran oruga peluda-. Dema­siadas molestias. Dime, ¿qué es todo eso que oigo sobre un gran milagro sólo disponible para las orugas, no para las hormigas ni para los ciempiés, ¡sólo las orugas!?

-Es verdad, -dijo el espíritu del bosque- habéis ganado un regalo maravilloso. Y si decidís que lo que­réis, os diré cómo conseguirlo.

-¿Y cómo lo hemos ganado? -preguntó la gran oruga peluda, ocupada con su tercera hoja desde el principio de la conversación-. No recuerdo haberme presentado a nada.

-Lo habéis ganado a través de vuestros maravillo­sos esfuerzos de toda la vida para hacer que el bosque siguiera siendo sagrado -dijo el espíritu.

-¡Pues claro! -exclamó la oruga-. Hago esto cada día, cada día. Soy la líder del grupo, ¿sabes? Por eso estás hablando conmigo en lugar de con cualquier otra oruga.

Al oír este comentario, el espíritu del bosque son­rió a la oruga, aunque ésta no pudo verlo puesto que había decidido no salir de su hoja.

-He hecho que el bosque siguiera siendo sagrado durante mucho tiempo —dijo la oruga—. ¿Qué me ha tocado?

-Es un regalo maravilloso —contestó el espíritu del bosque-. Ahora eres capaz, a través de tu propio esfuer­zo, de convertirte en una hermosa criatura alada y ¡volar! Tus colores serán impresionantes, y tu movilidad dejará boquiabiertos a todos cuantos te vean. Podrás ir volando a donde quieras dentro del bosque. Podrás encontrar comida en todas partes y conocer a nuevas hermosas criaturas aladas. Y todo esto lo puedes hacer inmediatamente si quieres.

-¡Orugas que vuelan! —reflexionó la peluda—. ¡Es increíble! Si es cierto, muéstrame algunas de esas oru­gas voladoras. Quiero verlas.

-Es fácil -contestó el espíritu-. Simplemente viaja a un lugar más elevado y mira a tu alrededor. Están por todas partes, saltando de rama en rama disfrutan­do de una vida maravillosa y abundante al Sol.

-¡Sol! -exclamó la oruga-. Si realmente eres el espí­ritu del bosque, sabrás que el Sol es demasiado cálido para nosotras las orugas; nos cuece, sí, no es bueno para el pelo, sabes, tenemos que estar en la oscuridad;

no hay nada peor que una oruga con el pelo feo.

-Cuando te transformes en la criatura alada, el Sol resaltará tu belleza -dijo el espíritu amable y pacien­temente—. Los viejos métodos de tu existencia cam­biarán radicalmente, y dejarás los viejos hábitos de oruga por el suelo del bosque y te lanzarás a las nue­vas maneras de las aladas.

La oruga se quedó callada por un momento.

-¿Quieres que deje mi cómodo lecho y viaje a un sitio alto, al sol, para tener una prueba?

-Si necesitas una prueba, esto es lo que tienes que hacer -contestó el paciente espíritu.

-No, -dijo la oruga-, no puedo hacer esto, tengo que comer, ¿sabes? No puedo ir a sitios desconoci­dos bajo el Sol a papar moscas mientras hay trabajo aquí. ¡Demasiado peligroso! De todos modos, si fueras el espíritu del bosque, sabrías que los ojos de la oruga apuntan hacia abajo, no hacia arriba. El gran espíritu de la Tierra nos dio buenos ojos que apuntan hacia abajo para que podamos encontrar comida; cualquier oruga sabe eso. Lo que pides no hace para una oruga -dijo la oruga peluda, cada vez más desconfiada-. El mirar hacia arriba no es algo que hagamos a menudo.

La oruga se quedó callada por un instante.

-¿Y cómo conseguimos esta historia voladora? Entonces el espíritu del bosque explicó el proceso de metamorfosis. Explicó que la oruga tenía que comprometerse al cambio, puesto que no se podía dar marcha atrás una vez empezara. Explicó cómo la oruga usaba su propia biología mientras se encontra­ba en el capullo para convertirse en una criatura alada. Explicó que el cambio requeriría un sacrificio, un tiempo de oscuridad callada en el capullo hasta que todo estuviera listo para la conversión en una hermo­sa criatura voladora multicolor. La oruga escuchaba en silencio, sin interrumpir, excepto por los ruidos de masticación.

-A ver si lo he entendido -dijo irreverentemente la oruga-. Quieres que todas nosotras nos echemos e intentemos que nos ocupe una cosa biológica de la cual nunca hemos oído hablar. Entonces, ¿tenemos que dejar que esta cosa biológica nos encierre total­mente en la oscuridad durante meses?

-Sí —contestó el espíritu del bosque, que sabía per­fectamente hacia donde se encaminaba la conversación.

-Y tú, el gran espíritu del bosque, ¿no harás esto para nosotras? ¿Tenemos que hacerlo nosotras mis­mas? ¡Creí que nos lo habíamos ganado!

-Os lo habéis ganado -dijo tranquilo el espíritu—, y también habéis ganado el poder de convertiros en la nueva energía del bosque. Incluso mientras estás sen­tada en tu hoja, tu propio cuerpo está equipado para hacerlo todo.

-¿Qué ha pasado con los días en que la comida caía del cielo, las aguas se abrían y los muros de las ciuda­des caían, y cosas como esas? No soy tonta, sabes. Puede que sea grande y peluda, pero llevo por aquí algún tiempo. El espíritu de la Tierra hace siempre el mayor trabajo, y todo lo que se supone que tenemos que hacer es seguir instrucciones. De todos modos, si hiciéramos lo que pides, ¡nos moriríamos de hambre! Toda oruga sabe que tiene que comer todo el tiem­po..." Ñam, ñam. "... para seguir con vida. Tu gran nuevo contrato me parece muy sospechoso.

La oruga pensó por un momento y dijo ¡Descar­tado! al espíritu del bosque al tiempo que se volvía para ver de dónde sacaba el próximo mordisco. El espíritu del bosque se marchó en silencio como se le pedía, mientras oía a la oruga murmurar para sí misma: -¡Orugas que vuelan! ¡Y qué más! Ñam, ñam.

Al día siguiente, la oruga hizo una proclama y reu­nió a sus discípulas para una conferencia. Estaba todo inmóvil mientras la multitud escuchaba intensamen­te para averiguar qué era lo que la gran oruga peluda tenía que decir acerca de su futuro.

-¡El espíritu del bosque es malvado! -proclamó la oruga a sus discípulas-. Quiere engañarnos para llevarnos a un sitio muy oscuro donde, con seguri­dad, moriremos. Quiere que creamos que nuestros cuerpos se convertirán en orugas voladoras: todo lo que tenemos que hacer es ¡dejar de comer durante unos meses!

Una gran carcajada siguió a esta observación.

-El sentido común y la historia os mostrará cómo ha funcionado siempre el gran espíritu de la Tierra -siguió la oruga-. ¡Ningún buen espíritu os llevará a un sitio oscuro! ¡Ningún buen espíritu os pedirá que hagáis algo tan propio de Dios por voso­tras mismas! Estos son los trucos del malvado espí­ritu del bosque.

La oruga se hinchó de propia importancia, lista para el siguiente comentario.

-He estado con el malvado, ¡y lo he reconocido!

Las otras orugas se volvieron locas con aprobación tras este comentario, y llevaron a la gran oruga pelu­da en sus peludas espaldas en círculos a la vez que le agradecían que las hubiera salvado de una muerte segura.

Dejamos este festival de orugas y con cuidado nos vamos hacia arriba, a través del bosque. A medida que la conmoción del suelo se va desvaneciendo de nues­tros oídos, pasamos a través del tapíz de hojas que protege el suelo del bosque de los rayos del Sol. Poco a poco nos desplazamos a través de la oscuridad de las hojas, hacia el área reservada a aquellos que pueden volar. Y a medida que el estrépito de las orugas en celebración se aleja de nuestros oídos, experimenta­mos la grandeza de las aladas. Saltando de árbol en árbol bajo la brillante luz del Sol se encuentra una multitud de orugas voladoras de gloriosos colores lla­madas mariposas, cada una de ellas engalanada con el esplendor de los colores del arco iris, algunas de ellas viejas amigas de la gran oscura oruga peluda de abajo, cada una de ellas con una sonrisa y montones para comer, cada una de ellas transformada por el gran regalo del espíritu del bosque.

POSTDATA DEL AUTOR

Como muchas otras, esta breve parábola sobre una simple oruga tiene múltiples mensajes y varias visiones sobre cómo Dios nos trata con amor incondicional. También habla de nuestros cambios actuales en la Tierra.

Kryon escoge la oruga porque todos sabemos desde niños que, realmente, las orugas pasan una fascinante metamorfosis y se convierten en mariposas voladoras multicolores. Es la clásica historia en la naturaleza del gusano feo, gordo y peludo con mucho pies que se con­vierte en una hermosa mariposa, voladora pacífica. Al primero lo apartamos con desagrado (y las niñas gritan mucho), y ala segunda ¡le dejamos que se siente en nues­tra mano o en nuestra nariz! Los hechos, por lo tanto, son conocidos por todos, y así la historia adquiere una signi­ficación especial.

Esta parábola habla sobre algo que es real, pero que parece espantoso o ilógico cuando se analiza con los bare­mos de un intelecto que venera sólo los viejos métodos. Si las orugas pudieran pensar y mantener reuniones, les garantizo que algunas de ellas ¡nunca pasarían a la metamorfosis! Además, se dividirían políticamente entre las que lo hicieron y las que no. Y, como es típico, éstas últimas nunca mirarían a su alrededor para ver cómo eran las que lo hicieron. Ello es debido a que es típico de la naturaleza humana entrar en una arboleda y que­darse ahí aunque sólo nos funcione mínimamente. Incluso en los sitios más oscuros hay resistencia al cambio, puesto que a veces nos adentramos en nuestros agujeros y nos rodeamos de las viejas maneras.

A través del tiempo, las viejas maneras pasan a ser sagradas, y las nuevas maneras se hacen blasfemas. La estupidez de la oruga al rechazar el convertirse en mari­posa, desgraciadamente, ¡no es ajena a lo que los huma­nos hacemos diariamente! No satisfechos con simplemen­te rechazar el cambio espiritual, algunos humanos for­man organizaciones y, de manera evangelizadora, dicen a todos los que encuentran en su camino que les sigan. En cierto modo, les fortalece el atrincherarse junto con otros de pensamiento parecido —especialmente aquellos a los que han convencido. La historia está llena de trage­dias de liderazgo de culto y muerte, y sigue así hoy en día.

¿A cuántas personas conoce que han rechazado algo nuevo sin ninguna otra razón de que lo que tienen "ya es suficientemente bueno"? Incluso cuando se les hacen regalos, algunos sienten que no los merecen o bien que se trata de algún truco. Esto se debe al pensamiento y modo de tomar decisiones basado en el miedo que es esencial en la vieja energía de la Tierra. En el caso de la oruga, ésta tenía miedo de no poder seguir con su emblema de comi­da si abandonaba su morada -¡aunque fuera para ver que las orugas pueden volar! Metafóricamente, esta es una manera de decir que tomamos decisiones basadas en el miedo y que nos impiden avanzar por la fe hasta el próximo nivel de conciencia. Algunos de nosotros ni siquiera nos desplazaremos a una reunión o a una tien­da o a casa de un amigo para examinar algo que otra persona nos ha dicho que es maravilloso o increíble. Nos decimos a nosotros mismos que no puede ser verdad, y por lo tanto no lo es. Entonces seguimos con lo nuestro y permanecemos en la oscuridad.

¿Cómo nos trata Dios cuando hacemos esto? Esta parábola, junto con muchas otras que nos ha transmiti­do Kryon, nos muestra el amor incondicional de Dios. Habla del hecho de que Dios está aquí con una infor­mación maravillosa y dones de energía en la nueva era para aquellos que desean acogerlos. Los que no lo desean no son juzgados, y mejor aún, aquellos que deciden no creer no son evangelizados. Fíjense en que el espíritu del bosque, aunque conocía el pensamiento de la oruga, no defendió los nuevos dones ni intentó convencerá la oruga de nada. El espíritu del bosque simplemente amaba a la oruga peluda sin importar lo que ésta hiciera, y le dijo la verdad. De la oruga dependía discernir si la verdad per­tenecía a su vida o si se quedaba con lo que funcionaba en ese momento. ¿Se dio cuenta de que el espíritu del bos­que pidió a la oruga que hiciera ALGO para encontrar la prueba? Los viejos métodos no soportan algo así. En los viejos días, las pruebas siempre venían a nosotros. Por lo tanto, la oruga decidió no mirar.

Si hay algo triste en esta parábola, es el hecho de que la oruga líder afectó a las vidas de muchas otras que la rodeaban. Detuvo su crecimiento con un mensaje basado en el miedo y evitó que decidieran algo importante por ellas mismas. Muchas otras, por lo tanto, nunca verían la luz del Sol, la libertad y los cobres. Muchas otras serían arrastradas por las lluvias que inundarían el suelo del bosque, en vez de volar hacia el refugio de un árbol seco.

Kryon nos ha dicho que estamos frente al mayor cam­bio espiritual que nunca haya tenido lugar, y que la Tierra resonará con nuestra nueva vibración. Mire a su alrededor. ¿Cree que las cosas están cambiando en este planeta? Por ejemplo:

1. La conciencia de la paz; Hoy, donde las antiguas escrituras nos decían que los desiertos se habrían vuelto rojos de sangre, ahora en cambio hay dos países nego­ciando los derechos de las aguas. Presos políticos que fueron encarcelados por dictaduras son presidentes de sus propios países. El "imperio maligno" se vino abajo hace ya tiempo. ¿Se dio cuenta?

2. Elementos; ¿Ha notado algo diferente en los patro­nes meteorológicos? Kryon nos dijo que todo nuestro esce­nario de cultivo cambiaría. ¿Ha visto algunas inunda­ciones últimamente? ¿O condiciones invernales durante la primavera? ¿O grandes vientos soplando a velocidades nunca vistas? ¿O volcanes despiertos que se suponía que dormían? Piense en esto.

3. La frecuencia de la Tierra. ¿Sabía que la frecuen­cia de base de la Tierra, la llamada Onda de Schumann (OS) fue durante décadas de 7,8 ciclos por segundo? Los militares construyeron todo su sistema de comunicaciones basándose en una OS constante. De repente, se ha des­plazado a 8,6 y continúa subiendo.

4. Magnetismo:- ¿Sabía que el norte magnético se está moviendo? ¿Sabía que la fuerza del campo magnético de la Tierra se está reduciendo? ¿Qué significa todo esto? Kryon nos dice que la Tierra está respondiendo al hecho de que estamos elevando la vibración del planeta y que tenemos nuevos dones de Dios que nos ayudan.

¿Qué piensa de todos aquellos que hacen caso omiso de todos estos signos y se aferran a los viejos métodos cuando a su alrededor el planeta les está gritando, "LAS COSAS ESTÁN cambiando"? La oruga lo hizo, y se llevó a muchos consigo.

Ñam, ñam...

domingo, 25 de julio de 2010

2 - QUIÉN Y EL AULA DE LA LECCIÓN

NOTA DEL AUTOR

Les dije que compartiría mis favoritas con ustedes, y ésta es una de ella. Aunque esta parábola fue una de las primeras ofrecidas por Kryon, sigue teniendo una fuerte relevancia en nuestras vidas diarias. El objetivo de Kryon es proporcionarnos las herramientas para elevar nuestra propia vibración en este planeta —para ser todo lo posible mientras estemos aquí. Esta parábola esconde mucho para dejarnos ver las posibilidades que tenemos frente a nosotros. También llama a nuestros corazones y nos pide que "recordemos" quiénes somos realmente.

Había una vez un humano a quien llamaremos Quién. El sexo de Quién no es importante para esta historia, pero puesto que no tienen una palabra ade­cuada para una persona de género neutro, lo llamare­mos el Quién humano, de modo que Quién pueda abarcar a todos los hombres y a todas las mujeres por igual. No obstante, y simplemente por motivos de traducción, diremos que Quién es él.

Como todos los humanos de su civilización, Quién vivía en una casa, pero a Quién sólo le importaba la habitación en la que vivía, porque era lo único real­mente suyo. Su habitación era bonita y era su tarea encargarse de que siguiera siéndolo, y lo hacía.

Quién vivía una buena vida; pertenecía a una civi­lización en la que cada vez que quería comida, había mucha. Nunca tenía frío, porque siempre tenía para protegerse. A medida que Quién crecía, aprendía muchas cosas sobre sí mismo. Aprendía qué cosas le hacían sentirse feliz, y encontraba objetos para colgar en la pared a los que pudiera mirar y sentirse feliz. Quién también aprendía qué cosas le hacían sentirse triste y aprendía cómo colgar esas cosas en la pared cuando quería estar triste. También aprendía qué cosas le hacían enfadar, y encontraba cosas que colgar en la pared a las que pudiera dirigirse cuando decidie­ra estar enfadado.

Como sucede con otros humanos. Quién tenía muchos miedos. Aunque tenía lo básico para vivir, tenía miedo de otros humanos y de ciertas situacio­nes. Temía que esos humanos y situaciones pudieran traer cambios, porque se sentía seguro y estable con la manera como eran las cosas, y había trabajado duro para llegar a ese estado. Quién temía las situaciones que parecían tener control sobre su estable habita­ción, y también temía a los humanos que controlaban esas situaciones.

Supo de Dios por otros humanos. Le dijeron que ser un humano era algo muy pequeño, y Quién lo creía. Al fin y al cabo, miraba a su alrededor y veía millones de humanos, pero un solo Dios. Le dijeron que Dios era todo y que él no era nada, pero que Dios en su amor infinito respondería a las plegarias de Quién si rezaba con sinceridad y actuaba con integri­dad durante su vida. Y Quién, que era una persona espiritual, pedía a Dios que los humanos y las situa­ciones a los que temía no crearan cambios y que su habitación pudiera seguir siendo igual -y Dios res­pondía a la petición de Quién.

Quién tenía miedo del pasado, porque de algún modo le recordaba cosas desagradables, y rezaba a Dios para que bloqueara esas cosas de su memoria —y Dios respondía a la petición de Quién. Quién tam­bién temía al futuro, porque contenía posibilidad de cambios y era oscuro, incierto, y escondido de él. Quién pedía a Dios que el futuro no trajera cambios a su habitación -y Dios escuchaba su petición.

Quién nunca iba muy lejos dentro de su habita­ción, porque todo lo que realmente necesitaba como humano estaba en un rincón. Cuando sus amigos venían de visita, éste era el rincón que les enseñaba, y estaba contento así.

Quién observó por primera vez un movimiento en la otra esquina cuando tenía unos 26 años. Se asustó mucho, e inmediatamente rogó a Dios que desapare­ciera, porque le hacía sentir que no estaba solo en su habitación y ésta no era una situación aceptable. Dios atendió la petición de Quién, y el movimiento paró, así que Quién dejó de tenerle miedo.

Cuando tenía 34 años, el movimiento regresó, y de nuevo Quién pidió que parara porque tenía mucho miedo. El movimiento paró, pero no antes de que Quién viera algo que había nunca había visto antes en la esquina: ¡otra puerta! En la puerta había una extraña escritura, y Quién tuvo miedo de sus implicaciones.

Quién preguntó a los líderes religiosos sobre la extraña puerta y el movimiento, y le advirtieron que no se acercara allí, porque dijeron que era la puerta de la muerte y que sin lugar a dudas moriría si su curio­sidad se convertía en acción. También le dijeron que la escritura en la puerta era malvada y que nunca debía volverla a mirar. En cambio, le animaron a que participara en un rito con ellos y a dar su talento y ganancias al grupo; y que haciendo esto, le iría bien.

Cuando Quién tenía 42 años, el movimiento regresó. Aunque Quién esta vez ya no le tenía miedo, de nuevo pidió que parara, y paró. Dios era bueno por responder tan rápida y completamente. Quién se sin­tió fortalecido por el resultado de sus plegarias.

Cuando Quién tenía 50 años, enfermó y murió, aunque no se dio realmente cuenta de ello cuando sucedió. De nuevo vio el movimiento en la esquina y volvió a pedir que parara, pero en cambio se hizo cada vez más claro y cercano. Asustado, Quién se levantó de la cama para descubrir que su cuerpo terrenal se quedaba allí, y que él se encontraba en forma de espíritu. A medida que el movimiento avanzaba hacia él, Quién empezó a reconocerlo en cierto modo. Sentía curiosidad en vez de miedo, y su cuerpo espiritual parecía natural.

Quién vio entonces que el movimiento eran real­mente dos entidades que se acercaban. Las figuras blancas, a medida que se situaban más cerca, brillaban como si tuvieran luz en su interior. Finalmente, se quedaron delante de él, y Quién se sorprendió por su majestad, pero no tuvo miedo.

Una de las figuras habló a Quién y dijo:

- Ven, querido, es la hora de marchar.

La voz de la figura estaba llena de gentileza y fami­liaridad. Sin dudarlo, Quién se fue con los dos. Estaba empezando a recordar lo familiar que era todo mien­tras miraba hacia atrás y veía su cadáver aparente­mente dormido en la cama. Se sentía lleno de un maravilloso sentimiento que no podía explicar. Una de las entidades tomó su mano y le dirigió directa­mente hacia la puerta que tenía la extraña escritura. La puerta se abrió, y los tres pasaron por ella.

Quién se encontró a sí mismo en un largo pasillo con puertas a otras habitaciones a cada lado. Pensó para sí mismo, ¡esta casa es mucho mayor de lo que yo pensaba! Quién vio la primera puerta, que tenía más escrituras extrañas. Habló a una de las entidades blancas: -¿Qué hay tras esta puerta de la derecha? Sin decir palabra, la blanca figura abrió la puerta e indicó a Quién que entrara. Al entrar, Quién se quedó estupefacto. Amontonadas desde el suelo hasta el techo, ¡había más riquezas que en sus más locos sue­ños! Había lingotes de oro, perlas y diamantes. Sólo en una esquina, había suficientes rubíes y piedras pre­ciosas para un reino entero. Miró a sus compañeros blancos y brillantes y les preguntó:

—¿Qué es este lugar? El más alto respondió:

—Ésta es tu habitación de la abundancia, por si hubieras querido entrar en ella. Sigue perteneciéndote y seguirá aquí para ti en el futuro.

Quién estaba sobrecogido por esta información. Cuando regresaron al pasillo. Quién preguntó qué había en la primera habitación de la izquierda; otra puerta con una escritura que estaba empezando a tener cierto sentido. Al abrir la puerta, la figura blanca dijo a Quién:

—Ésta es tu habitación de paz, por si querías usarla.

Quién entró en la habitación con sus amigos, y se encontró rodeado de una niebla blanca y espesa. La nie­bla parecía estar viva, porque inmediatamente revistió su cuerpo y Quién empezó a inhalarla. Estaba desbor­dado de comodidad, y sabía que nunca volvería a sentir miedo. Sintió paz donde nunca antes la había habido. Quería quedarse, pero sus acompañantes le animaron a continuar, y siguieron andando por el pasillo. Había aún otra habitación a la izquierda.

-¿Qué es esta habitación? —preguntó Quién.

-Este es un lugar donde sólo tú puedes entrar —dijo la figura más pequeña.

Quién entró en la habitación e inmediatamente se llenó de una luz dorada. Sabía lo que era. Era su pro­pia esencia, su iluminación, su conocimiento del pasado y del futuro. Este era el almacén de paz y amor de Quién. Quién lloró de alegría, y se quedó allí absorbiendo verdad y comprensión durante mucho tiempo. Sus acompañantes no entraron, eran pacientes.

Finalmente, Quién salió de nuevo al pasillo. Había cambiado. Miró a sus acompañantes y los reconoció.

—Sois los ángeles-guías -afirmó.

—No, -dijo el más alto- somos TUS guías. Continuaron con perfecto amor.

—Hemos estado aquí desde tu nacimiento por una única razón: amarte y enseñarte la puerta. Tuviste miedo y nos pediste que nos fuéramos, y lo hicimos. Estamos a tu servicio en amor, y honoramos tu encar­nación de expresión.

Quién no sintió reprensión en sus palabras. Se dio cuenta de que no le juzgaban, sino que le honraban y sintió su amor.

Quién miró las puertas ¡y ahora podía entender la escritura! Mientras avanzaba por el pasillo, vio puertas marcadas como CURACIÓN, CONTRATO, y otra con la palabra alegría. Quién vio más de lo que deseaba, porque por todas partes había puertas con los nombres de niños aún no nacidos, e incluso había una que decía LÍDER MUNDIAL. Quién empezó a darse cuenta de lo que se había perdido. Y, como sí supieran lo que pensaba, los guías dijeron:

—No te lo reproches, porque es inapropiado y no rinde servicio a tu magnificencia.

Quién no lo comprendía del todo. Miró al final del pasillo hacia el lugar por donde había entrado y vio la escritura en la puerta, la escritura que al principio le había asustado. ¡La escritura era un nombre! Era SU nombre, su verdadero nombre... y ahora comprendió completamente.

Quién sabía la rutina, porque ahora Él recordaba todo, y ya no era Quién. Dijo adiós a sus guías y les agradeció su fidelidad. Se quedó parado durante un tiempo, mirándolos y amándolos. Entonces Él empe­zó a andar hacia la luz al final del pasillo. Ya había estado allí antes. Sabía lo que le esperaba en su breve viaje de tres días a la cueva de la creación para recu­perar su esencia; y luego, hacia el salón del honor y la celebración, donde le esperaban aquellos que le ama­ban muchísimo, incluso aquellos a quienes Él había amado y perdido durante su estancia en la Tierra.

Sabía donde había estado y sabía a dónde iba. Quién volvía a casa.

POSTDATA DEL AUTOR

La presentación del personaje, Quién, por Kryon al principio de la historia es un intento de crear una perso­na sin género. Quién es un ser-Quién, ¿qué es? ¿un hom­bre o una mujer? La intención de Kryon es evitar una inclinación de género que interfiera en la completa com­prensión de la parábola o con la capacidad para ponerse en el sitio de Quién.

En la parábola, la casa de Quién es obviamente su vida, o su "expresión" (tal y como Kryon llama a la vida) en la Tierra. La analogía de las diferentes habitaciones se refiere a las ventanas de oportunidad que todos tenemos, que acompañan a nuestro contrato, nuestro karma, y por lo tanto, a nuestro potencial mientras estamos aquí.

La parte que habla sobre el aprendizaje de Quién de lo que le hace feliz, triste y enfadado, y sobre cómo cuelga en la pared cosas para hacerle sentir de esa manera, es realmente información llena de prospección sobre los humanos. Se refiere a las partes de nosotros mismos que ahondan en el pasado y reviven ciertos acontecimientos para sentir de una determinada manera. Normalmente, no se trata de un comporta­miento adecuado, iluminado, puesto que se recuperan viejas memorias para "sentir" enfado, odio, venganza y sentimiento de ser víctimas. A veces es sólo el viejo deseo de estar en un lugar que nos hizo felices, como cuando estábamos creciendo.

El hecho de que Kryon dijera que Quién "colgaba cosas en la pared" con este propósito también está lleno de significado. Cuando alguien viene a mi casa, lo que hay colgado en la pared es para ser visto. Son mis fotos de familia y obras bellas. Lo que quiere decir que he colga­do cosas en la pared para darles énfasis, aunque sea para, el beneficio de los desconocidos que lleguen, porque sien­to que esos objetos son especiales. Por lo tanto, Kryon nos presenta a Quién colgando sus sentimientos para que todo el mundo los vea y reaccione a su "pared" de lección. Quién, como muchos otros humanos, quiere involucrar a otros en sus propios procesos, porque el hacerlo les hace sentirse mejor. Quién aún no sabe nada de la responsa­bilidad. Aun así, más tarde aprendemos que no importa en qué estado de iluminación se encuentra Quién, no hay juicio por parte de Dios sobre ello.

Vemos que Quién tiene miedos, y su miedo principal es a propósito del control. Parece que en su vida teme a las situaciones en que alguien pudiera cambiar su habi­tación (su vida). Su reacción a la mayor parte de estos miedos es seguir igual. Su verdadero miedo, por lo tanto, es el cambio, y desea estabilidad o conciencia estática. También teme al pasado, pero no sabe por qué. Se diri­ge a otros humanos para aprender sobre Dios, y utiliza lo que aprende para protegerse del cambio. Este un ejem­plo excelente de lo que la religión nos enseña hoy día. Tenemos a Dios representando el papel de responsable protector contra lo maligno, y se anima a los miembros de la iglesia a seguir la protección del pastor a través del valle de las sombras de la muerte. Esto difícilmente anima al pensamiento espiritual enriquecedor de los individuos. Tampoco promueve el concepto de tomar res­ponsabilidad por lo que le sucede a uno, tal como Kryon nos ha aconsejado

La parte maravillosa de esta historia es que aunque Quién "compra" en el tipo de doctrina religiosa media, normal, ¡obtiene resultados de sus oraciones! Recibe la protección que pide, y por lo tanto queda protegido del cambio del movimiento perturbador del rincón. De nuevo, Kryon nos ha dicho que la mecánica del Espíritu de Dios es absoluta y que la energía amorosa de los buenos intentos de oración da resultados. ¿Recuerdan el dicho: "Tengan cuidado con lo que piden, porque quizás lo obtengan."? ¡Es verdad! Y esta parábola es la prueba.

A lo largo de nuestras vidas, todos tenemos varias oportunidades de enriquecimiento y descubrimiento de nosotros mismos, y Quién las tuvo. Aunque creía que tenía respuestas satisfactorias, Dios le honró con un "vis­tazo " de sus guías. Esto era el molesto movimiento que veía en la esquina, junto con la visión de una puerta. Se trataba de los esfuerzos de sus guías para llevarle a otra realidad, dándole así su merecida oportunidad de cam­bio; y una oportunidad para enfrentarse a su miedo. De nuevo Kryon fue perspicaz al mostrar lo que las religio­nes del momento le dijeron que hiciera al respecto: Le dijeron a Quién que el movimiento era maligno. Hasta la fecha, ésta es la respuesta más común para todo lo que vaya en contra de la doctrina popular, sea cual sea la cre­encia religiosa. Muchos que no están de acuerdo con el punto de vista de otros simplemente lo llaman maligno y nunca se paran realmente en ninguno de los mensajes ni observan la energía que rodea a la creencia.

Así finalmente Quién murió, y lo que más temía sucedió: El movimiento del rincón se hizo realidad. Pero, de algún modo, lo reconoció y no tuvo miedo. Pasamos a las diferentes habitaciones más allá de la puerta y com­partimos el descubrimiento de Quién.

La visita a las habitaciones es una exposición de su contrato terrenal (hecho para sí mismo), y de su ilustra­ción potencial—con riquezas, paz y esencia interior per­sonal de poder individual, su "parte de Dios". Reconoce a sus guías por el camino, mostrándonos que sabemos quiénes son verdaderamente nuestros guías, pero que esto está escondido mientras estamos aquí. Imagínese andar por la vida con dos o tres amigos dispuestos a ayudarnos y amarnos a cada paso, ¡y prescindir de ellos! Quién hizo exactamente esto, y aun así sus guías no le juzgaron. Este es el material del que se compone el amor de Dios.

Quién empezó a comprender y a sentir que se había equivocado terriblemente. Sin embargo, los guías le corrigieran inmediatamente y le dijeron: "No te lo repro­ches, porque es inapropiado y no es digno de tu magnifi­cencia". Este fue el gran paso de Quién. En ese momen­to pasó de ser un "antiguo humano en aprendizaje "a ser lo que siempre había sido: una parte de Dios, una enti­dad universal. Lo siguiente a lo que miró fue su verda­dero nombre en la puerta, y recordó todo.

Cuando Kryon presenta caminos y parábolas, de hecho me lleva "allí" durante la traducción viva. En el caso de esta parábola, sentí el viento y el clima, y demás. Kryon a menudo me permite describir lo que estoy "vien­do " además de sus grupos de pensamientos dados a mi para su traducción. En el proceso, sin embargo, me veo fuertemente afectado, a menudo lloro con la alegría de la comprensión total de lo que está siendo presentado mien­tras estoy sentado en mi silla. No hay nada que pueda describir que esté cerca de esta experiencia en compara­ción, excepto lo que llegamos a sentir en un sueño muy, muy real.

De hecho estuve allí mientras lo hizo Quién, confia­do apunto de ir a casa; envuelto en amor. Sentí el empuje de amor de los que ya estaban allí y añoré a mis ami­gos en el otro lado. Vi a mis guías brillantes, resplande­cientes y sentí su amor, y entonces cogí la mano de Kryon y volvía mi silla en el encuentro en Del Mar, California.