martes, 31 de agosto de 2010

EL ARTE DE PERMITIR

Meditación
Este es el proceso de meditación que nosotros usaríamos si estuviésemos en su lugar físico:
Cada día por 10 a 15 minutos, y no por más de ese tiempo, nos sentaríamos solos en una parte tranquila. Puede ser bajo un árbol, tal vez en su automóvil, en el baño, o en alguna parte donde no fuesen interrumpidos.
Haríamos todo lo posible para ignorar los sentidos físicos. En otras palabras, cerraríamos las cortinas si el día está muy iluminado. Cerraríamos los ojos, y estaríamos en un lugar sin mucho ruido, ni siquiera pondríamos música. Algunas veces el tic tac de un reloj, o una gotera uniforme de una llave de agua, o la caída de agua de una catarata, o algo de la naturaleza puede ser muy beneficioso. Hay cierta clase de música que produce los mismos efectos, pero tiene que ser algo que no estimule el pensamiento.
Nos enfocaríamos hacia nuestro interior, hasta con la respiración, estaríamos enterados del aire que entra y sale de nuestros pulmones. Nos concentraríamos en aspiraciones y espiraciones largas. Aspiraríamos hasta que pensáramos que no puede entrar más aire en los pulmones, y trataríamos de aspirar más y más. Y entonces con una expansión completa de los pulmones soltaríamos el aire lentamente. Nuestra intención sería nada más que vivir ese momento y estar enterados conscientemente de nuestra respiración. Esa sería nuestra responsabilidad. No pensaríamos en que preparar de desayuno, o peinarnos el cabello, ni donde está alguna persona que nos interesa, ni pensaríamos en el ayer ni en el mañana, enfocándonos solamente en el aire que entra y sale.
Ahora bien, durante este proceso, dentro de dos o tres días van a empezar a sentir un desapego de la experiencia física. Como una sensación de adormecimiento [cuando lo estén haciendo] algunos lo describen como ni siquiera distinguir entre un dedo y la nariz. Algunos si permanecen con los ojos cerrados, y nosotros recomendamos eso, pueden empezar a ver movimientos de luces bajo sus párpados, o aún destellos de colores.
No hay `correcto ’o `incorrecto’ en este proceso de meditación. No hay nada que deberían de alcanzar, este es un “estado de permitir”. Este es un estado donde por unos pocos minutos, ustedes dejan de manejar su vida. Dejan de hacer que algo suceda. Este es el tiempo en que ustedes permiten. El momento en el que le dicen a su creador, a su fuente de energía, a su ser interior, a su Dios… : “Estaré aquí en un estado de permitir.” Y ¿qué estoy permitiendo? Estoy permitiendo que la energía fluya con pureza [sin contradicciones] dentro de mi.
15 minutos de este esfuerzo diario cambiará sus vidas; pues los pone en un estado de dejar que fluya la energía que es natural para ustedes. Se sentirán mejor en el momento presente y se sentirán llenos de energía cada vez que terminen de hacerlo. Puede que pasen como 14 minutos antes de que experimenten cualquier estado de desapego. Puede que no se den cuenta de haber logrado ese estado de separación, pero no importa, están progresando enormemente cuando se permiten “ser” [existir].
“Pedid y recibiréis.” No, pide y hazte digno. Es pide y se te dará. Pide y permite.
Notarán un gran beneficio inmediatamente, y es que las cosas que han estado queriendo empezarán a mostrarse. “¿Por qué pasa eso? yo no me senté y traté, no me senté y establecí metas, no me senté y dije claramente lo que quería, no se lo dije al universo. ¿Cómo es posible que por 15 minutos de sólo “ser”[existir] pueda poner todo eso en movimiento?” Porque siempre ha sido, pide y recibirás. Nunca ha sido “pide y haz algo correcto y se te dará.” Nunca ha sido “pide y hazte digno.” Es pide y permite. Pide y permite.
De esta manera, cada día han estado pidiendo, han estado lanzando toda clase de intenciones. No pueden vivir en su cuerpo físico, ni pueden ser parte de este ambiente físico sin que nazcan infinitos deseos dentro de ustedes. Y mientras estos deseos nacen, el universo responde a ellos. Y ahora, debido a esos 15 minutos [al día] de permitir, sea que estés acariciando al gato, o practicando con tu respiración, sea que estuviste escuchando una catarata, o música alegre, o estuviste en una avalancha de aprecio…. Lo que sucedió durante ese tiempo de permitir es que organizaste dentro de la vibración de tu campo una vibración que, por el momento, no estaba en un estado de rechazar las cosas que has estado pidiendo. Y en ese tiempo se logra progreso

domingo, 29 de agosto de 2010

6 - SARAH Y EL ZAPATO VIEJO

Me gusta mucho esta parábola porque representa cómo pienso algunas veces. Puedo identificarme con hacerme cómodo con... ¡casi todo! ¿Por qué cambiar si las cosas funcionan? ¿Qué? ¿Me dice que no funciona? Esto es una tontería.


Sarah era una mujer iluminada de la nueva era. Comprendió cómo tomar responsabilidad de su vida y que tenía que encontrar una razón para estar en el planeta. Sarah, por lo tanto, preguntó a sus guías cómo buscar su "sitio dulce" (el lugar dónde sentía que tenía que estar), y le dieron una buena informa­ción. Comprendió los procesos y se dispuso a co-crear lo que sabía que era su pasión.

Sarah deseaba ser parte de la ecología del planeta —ayudar a mejorar y todos los que vivían en ella. Así, a través de una ventana de oportunidad que apareció de repente (¿coincidencia?), tuvo la oportu­nidad de hacer exactamente esto. La oportunidad vino en forma de un trabajo en una compañía que trabajaba con sistemas ecológicos sofisticados; algo que interesaba muchísimo a Sarah y que le hacía sen­tir que podía hacer algo diferente para muchas otras personas. Su nuevo trabajo la obligaba a cruzar la ciu­dad cada día para trabajar en una cómoda oficina donde podía cumplir el objetivo de su vida.
Por esto estoy aquí —reconocía—. Siento tal pasión por esto.

Se sentía alegre y en paz. Todo iba bien cuando empezó a trabajar, excepto por una cosa. Verán, al encarnarse para venir a este planeta, Sarah llegó con miedo a los sitios pequeños. Para llegar a su trabajo, Sarah tenía que ir en metro, y dos veces al día la expe­riencia la paralizaba. Cada mañana entraba en el metro y se fundía lentamente en su propio miedo. Estaba ansiosa, agarrada al poste con su mano sudosa, y su corazón batía violentamente durante los 25 minutos que duraba el trayecto hasta su maravilloso trabajo.
Después de un mes, Sarah fue a ver a sus guías y admitió con dolor

Esto no funciona. Tengo que encontrar otro tra­bajo
Sus guías le preguntaron

¿Cómo es posible? ¿No co-creastela situación exacta que pediste? ¿No es esto una victoria?

No puedo continuar en este trabajo a causa de mi miedo a los sitios pequeños —contestó Sara—. Me arruina todo el día, dos veces, ¡ir y venir!
Sarah, -sugirieron sus guías-,¿qué tal si elimina­mos el miedo, no el trabajo?

No lo sé -contestó Sarah dudosa—, he tenido miedo a los sitios pequeños durante 35 años; sólo he tenido este trabajo durante un mes.
Como ven, Sarah estaba cómoda con su miedo. Como un viejo zapato, era algo así como un amigo, una cantidad conocida, algo que siempre estaba allí. Y como un viejo zapato, puede ser feo y en jirones, pero lo había llevado durante tanto tiempo que era la últi­ma cosa que sentía que se podía cambiar.

POSTDATA
De nuevo, esta es una historia real. Sarah existe y también su miedo a los sitios pequeños, el trabajo y el problema son reales. Le alegrará saber que Sarah arre­metió contra sus miedos y que cada día utiliza el metro en paz y alegría para llegar a su maravilloso trabajo. Pero hubo un tiempo en que dudó que pudiera hacer­lo. Se decía, ''¿Qué? Este problema psicológico siempre ha estado aquí. ¿Cómo podría desaparecer? ¡Es pedir demasiado!"
Sarah finalmente decidió que el trabajo era más importante que su miedo y descubrió, para su sorpresa, que su intento de anular su claustrofobia era recompen­sado por Dios con resultados casi inmediatos. Igual que su mente estaba preparada para crear un miedo a los sitios cerrados, su mente también tenía la disponibilidad y la habilidad de anularlos; ¡y tomó el control de la situación e hizo exactamente esto! ¡Qué concepto!